Las tácticas que usa un padre manipulador y sus consecuencias
El acto de criar inevitablemente implica tomar decisiones que influyen en la vida del niño. Los padres pasivos permiten que sus hijos tomen sus propias decisiones y comuniquen una actitud de indiferencia. Pero cuando se controla en exceso, que es el llamado “helicóptero“, los padres intentan moldear la vida de sus hijos de la manera que consideran más apropiada.
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Cómo una crianza manipuladora puede infligir daños a largo plazo
Hasta cierto punto, tanto la pasividad como el control pueden ser apropiados para el desarrollo; los padres esperarían que un adolescente se responsabilice de cepillarse los dientes, pero no esperarían lo mismo de un niño pequeño. Desafortunadamente, algunos padres que ven disminuir el alcance de su control sobre su hijo a medida que él o ella maduran, pueden recurrir a la manipulación emocional en un esfuerzo por recuperar su influencia anterior.
El padre manipulador puede elegir entre una amplia variedad de herramientas para influir en su hijo. Una investigación publicada recientemente identifica tres de estos comportamientos.
1. Ataque personal
Los padres manipuladores intentan establecer un control psicológico sobre sus hijos disminuyendo la autoestima del niño. En un estudio reciente, una de las facetas del comportamiento de los padres manipuladores, llamada como “ataques personales” incluyó actitudes en los padres como las siguientes: culpan a su hijo por los problemas de otros miembros de la familia, mencionan los errores pasados de su hijo, le dicen al niño que no son buenos miembros de la familia, le recuerdan constantemente al niño lo que han hecho por ellos, y culpan al niño por sus propios sentimientos.
Por ejemplo, considera la siguiente situación: un adolescente llega a casa mucho después de la hora acordada y es confrontado por sus padres.
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Padre: “¿Cómo pudiste hacerme esto? ¿Sabes cuánto me preocupo por ti? No puedo creer lo descuidado que eres. ¡Me enoja tanto que me harás perder la cabeza!”
A primera vista, esta respuesta no parece demasiado irrazonable, un padre naturalmente tiene miedo de la seguridad de su hijo adolescente. Pero este padre, tal vez sin saberlo, ejerció influencia psicológica en su hijo al culpar de sus propios sentimientos al niño. El problema aquí no es que el padre esté fabricando estos sentimientos (son muy reales después de todo), es que el padre está usando los sentimientos en un intento por recuperar el control psicológico sobre su hijo. Este tipo de manipulación meta-comunica que las emociones personales son un medio justo durante una confrontación familiar. Sin embargo, no deberían sorprenderse cuando su hijo empiece a responderles cosas como: “No pude evitarlo, me enojaste tanto. ¡Por supuesto que me fui y cerré mi puerta! ¡¿Qué más se suponía que debía hacer ?!”
Quizás te ayude a darle más contexto a la información conociendo más información sobre los manipuladores y su comportamiento.
2. Sentimientos de invalidación
Sentir invalidación es una táctica insidiosa de manipulación relacional que prevalece en todo tipo de relaciones cercanas. Los adolescentes que han experimentado invalidación por parte de sus padres dicen que con frecuencia sus padres no les dejaban terminan sus oraciones, los interrumpían, actuaban como si supieran lo que ellos pensaban o sentían y tratan de cambiar cómo se sienten acerca de las cosas.
La verdad es que sería difícil encontrar a alguien que nunca se haya sentido invalidado en algún momento. Es la naturaleza humana creer en nuestros propios sentimientos por encima de los de los demás. En general, lo mejor sería que si una persona siente que está siendo invalidada por otra, responda, al menos al principio, con paciencia, interpretando esta invalidación como un mecanismo de defensa personal en lugar de un ataque.
Pero para los adolescentes que recién comienzan a formar su identidad personal, sentirse invalidado por un padre puede ser destructivo. Este ataque tiene dos consecuencias negativas: daña la relación padre-hijo al establecer una jerarquía emocional (los sentimientos de los padres son más importantes que los del niño) y daña el sentido de individualidad del niño (que sus sentimientos son reales, personales e importantes).
3. Dejar de dar amor y cariño
Una investigación sobre el apego sugiere que los bebés forman un vínculo emocional profundo con sus padres. Las explicaciones para esto incluyen, pero no se limitan a, el calor y la ternura del contacto físico en la infancia, la relación entre los padres y la seguridad, y la liberación de neurotransmisores de apoyo cuando interactúan con una figura de apego. Por lo general, una relación adjunta entre dos personas se conceptualiza como amor.
Sin embargo, para el padre manipulador, la relación de amor y apego se puede aprovechar para crear un control psicológico. En un estudio de Romm, Metzger y Alvis, los padres que dejan de dar amor como castigo evitan mirar a su hijo que los ha decepcionado y dejan de hablar con él hasta que se tranquilicen.
Muchas veces los papás recurren a esto de forma desesperada, porque antes intentaron muchas otras cosas que no funcionaron. Por una variedad de razones, la tabla de calcomanías no funcionó, castigar el celular no funcionó, y cambiar la contraseña de Wi-Fi tampoco funcionó. Se sienten impotentes, quizás resentidos por fallarle a su hijo y se aferran a cualquier cosa que funcione para evitar esto. Por lo tanto, les queda solo una opción: dejar de dar amor.
¿Por qué los padres manipulan? Ciertamente, hay una letanía de razones como la mencionada anteriormente: una sensación de desesperación y vergüenza. Un estudio sobre los padres [3] identificó dos cogniciones que predijeron comportamientos manipuladores de crianza: la sensibilidad al dolor y la desaprobación de las emociones negativas.
Muchas veces una persona lastimada lastimará a los demás. Y cuando no se puede aceptar la presencia de “emociones negativas” se tratará de utilizar el control sobre otros. Investigaciones muestran que los niños abusados emocionalmente tienen más probabilidades de ser padres emocionalmente abusivos.